Una de las tradiciones más arraigadas en el Catolicismo durante Semana Santa es el consumo exclusivo de pescado, especialmente en el Viernes Santo. Aunque la Iglesia Católica no impone esta práctica, ha sido adoptada por muchos fieles como un acto de penitencia y conmemoración del sacrificio de Jesucristo. La abstinencia de carnes rojas durante el Viernes Santo se remonta a la idea de humildad y modestia, en recuerdo del sacrificio de Cristo en la cruz. Según el derecho canónico, todos los viernes del año, a excepción de las solemnidades, se debe observar la abstinencia de carne, y en el Viernes Santo, este precepto se observa de manera más estricta. La asociación del pescado con la virtud durante Semana Santa se remonta a relatos bíblicos, como el milagro de la multiplicación de peces y panes, que lo han convertido en un alimento simbólico de esta festividad religiosa. Aunque la tradición del consumo de pescado en Semana Santa tiene profundas raíces en el Catolicismo, también genera un importante impacto en la agenda noticiosa, con reportes sobre las variaciones de precios y recomendaciones para la salud relacionadas con este tipo de alimentos durante esta época del año.
El Estado argentino dejó de pagar los sueldos mensuales de los obispos de la Iglesia católica, según anunció la jerarquía eclesiástica en un comunicado reciente. Esta decisión, que comenzó a gestarse en 2018 con la aprobación de la ley del aborto, fue confirmada por el portavoz presidencial Javier Milei, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa. Adorni explicó que la Conferencia Episcopal argentina finalizó efectivamente la asignación mensual a través de la cual el Estado se hacía cargo de los salarios de algunos obispos y arzobispos. Según sus palabras, esta medida está alineada con los principios del actual Gobierno: austeridad en el gasto y defensa de la libertad religiosa. Adorni añadió que consideran que el Estado no debería otorgar un trato desigual entre diferentes religiones o cultos. La asignación económica, valorada globalmente en unos 55.000 dólares al mes, dejó de aplicarse desde el pasado 1º de enero. Esta ayuda se basaba en lo establecido en el artículo 2º de la Constitución argentina, donde se menciona que el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. Sin embargo, hace más de cinco años, durante el mandato del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), la Conferencia Episcopal Argentina mantuvo conversaciones con el gobierno para abordar este tema en medio del creciente reclamo político por una separación clara entre Iglesia y Estado. En ese momento acordaron que esta medida entraría en vigor al finalizar la Administración actual encabezada por Alberto Fernández (2019-2023).
Una de las tradiciones más arraigadas en el Catolicismo durante Semana Santa es el consumo exclusivo de pescado, especialmente en el Viernes Santo. Aunque la Iglesia Católica no impone esta práctica, ha sido adoptada por muchos fieles como un acto de penitencia y conmemoración del sacrificio de Jesucristo. La abstinencia de carnes rojas durante el Viernes Santo se remonta a la idea de humildad y modestia, en recuerdo del sacrificio de Cristo en la cruz. Según el derecho canónico, todos los viernes del año, a excepción de las solemnidades, se debe observar la abstinencia de carne, y en el Viernes Santo, este precepto se observa de manera más estricta. La asociación del pescado con la virtud durante Semana Santa se remonta a relatos bíblicos, como el milagro de la multiplicación de peces y panes, que lo han convertido en un alimento simbólico de esta festividad religiosa. Aunque la tradición del consumo de pescado en Semana Santa tiene profundas raíces en el Catolicismo, también genera un importante impacto en la agenda noticiosa, con reportes sobre las variaciones de precios y recomendaciones para la salud relacionadas con este tipo de alimentos durante esta época del año.
El Estado argentino dejó de pagar los sueldos mensuales de los obispos de la Iglesia católica, según anunció la jerarquía eclesiástica en un comunicado reciente. Esta decisión, que comenzó a gestarse en 2018 con la aprobación de la ley del aborto, fue confirmada por el portavoz presidencial Javier Milei, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa. Adorni explicó que la Conferencia Episcopal argentina finalizó efectivamente la asignación mensual a través de la cual el Estado se hacía cargo de los salarios de algunos obispos y arzobispos. Según sus palabras, esta medida está alineada con los principios del actual Gobierno: austeridad en el gasto y defensa de la libertad religiosa. Adorni añadió que consideran que el Estado no debería otorgar un trato desigual entre diferentes religiones o cultos. La asignación económica, valorada globalmente en unos 55.000 dólares al mes, dejó de aplicarse desde el pasado 1º de enero. Esta ayuda se basaba en lo establecido en el artículo 2º de la Constitución argentina, donde se menciona que el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. Sin embargo, hace más de cinco años, durante el mandato del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), la Conferencia Episcopal Argentina mantuvo conversaciones con el gobierno para abordar este tema en medio del creciente reclamo político por una separación clara entre Iglesia y Estado. En ese momento acordaron que esta medida entraría en vigor al finalizar la Administración actual encabezada por Alberto Fernández (2019-2023).