El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reveló este lunes su intención de imponer aranceles de hasta el 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, con el objetivo de combatir el flujo de drogas y la migración ilegal, que el mandatario considera una “invasión”. En un mensaje a través de su red social Truth Social, Trump aclaró que estas medidas entrarán en vigor inmediatamente después de su retorno a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, sin período de gracia. Ante esto, el líder republicano expresó que uno de sus primeros actos presidenciales será firmar una orden ejecutiva para imponer estos aranceles, afectando a todos los productos provenientes de estos países. En su mensaje, Trump vincula la migración ilegal y el narcotráfico, asegurando que miles de personas cruzan las fronteras con el objetivo de ingresar a Estados Unidos, trayendo delincuencia y drogas. A pesar de sus declaraciones, no presentó pruebas que respalden sus acusaciones. Además, Trump anunció un aumento del 10% a los aranceles ya establecidos a los productos provenientes de China, como parte de su estrategia para frenar el narcotráfico, especialmente el fentanilo, y la migración ilegal que, según él, está desbordando la capacidad de las fronteras estadounidenses. Estas medidas, que han sido una constante en su discurso desde la campaña electoral, buscan fortalecer su imagen como protector de la industria nacional y la seguridad en el país, a la vez que continúa criticando la política migratoria del actual presidente Joe Biden.
El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, se declaró vencedor este miércoles en las elecciones presidenciales, acumulando un total de 277 votos electorales frente a los 224 de su contrincante demócrata, Kamala Harris, de acuerdo con las proyecciones de los principales medios norteamericanos. Desde un mitin en Palm Beach, Florida, el exmandatario celebró su triunfo parcial y la obtención del voto popular, lo cual fortaleció su confianza para asumir nuevamente el cargo, tras su administración entre 2017 y 2021. Trump destacó que este logro lo convierte en el primer expresidente en regresar al poder después de una derrota electoral, así como en el primer convicto en ser electo a la Presidencia. El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré , afirmó Trump durante su discurso de menos de media hora en el centro de convenciones de Palm Beach, acompañado de su familia y equipo de campaña. El expresidente agradeció a su familia y a los estadounidenses, extendiendo un mensaje conciliador en el que llamó a “poner atrás las divisiones de los últimos años” y aseguró que gobernará para todos. Además, Trump celebró sus buenos resultados en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin, y destacó que los republicanos han recobrado la mayoría en el Senado. En tanto, la vicepresidenta Kamala Harris decidió posponer su discurso programado para el final de la jornada electoral hasta este miércoles, a medida que avanzan los resultados finales del recuento, según informó su equipo de campaña.
En las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, los principales contendientes, Kamala Harris y Donald Trump, enfrentan una reñida competencia. La lucha por cada estado y cada voto se ha intensificado, y aunque cada candidato busca una victoria clara, existe la posibilidad de que el resultado final termine en un empate. Con 538 votos en el Colegio Electoral, se necesita una mayoría de 270 votos para ganar, pero el sistema permite la posibilidad de un empate técnico con 269 votos. Si este empate ocurriera, la Enmienda 12 de la Constitución de EE.UU. define el mecanismo para elegir al presidente en estos casos: una elección contingente realizada por la recién elegida Cámara de Representantes. Este proceso tendría lugar el 6 de enero, durante la sesión conjunta del nuevo Congreso, que se elige en paralelo a la presidencia. En esta votación, cada estado cuenta con un voto, sin importar su tamaño poblacional. Esto significa que estados de baja población como Wyoming tienen el mismo peso que los grandes estados como California, lo cual genera controversia. Para definir al presidente se requiere una mayoría simple de 26 estados. En paralelo, el Senado seleccionaría al vicepresidente en una votación aparte. Este escenario, aunque improbable en tiempos modernos, ya ha ocurrido en la historia estadounidense en 1800 y 1824. En la actualidad, hay siete estados clave donde las encuestas aún no ofrecen una inclinación clara hacia ninguno de los candidatos: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. Estos estados, que suman 93 votos electorales, podrían ser el factor decisivo. Finalmente, diversos análisis, como el del sitio web 270toWin, han planteado posibles combinaciones de victorias estatales que podrían llevar a un empate en el Colegio Electoral. En algunos de estos escenarios, Trump necesitaría triunfos en estados como Pensilvania y Georgia, mientras Harris podría ganar en Arizona, Carolina del Norte y otros estados disputados. Aunque improbable, el empate sigue siendo una posibilidad que podría colocar la decisión final en manos del Congreso.
Este lunes, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump realizaron sus últimos eventos de campaña en los estados que serán decisivos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Mientras Harris llamó a la unidad y al cambio, Trump intensificó sus ataques, con discursos que incluyeron acusaciones sin evidencia de fraude electoral por parte del Partido Demócrata. Trump visitó tres estados clave — Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia — en un intento por consolidar el apoyo de su base en territorios que serán cruciales para su victoria. Su discurso, marcado por una retórica violenta y ofensiva hacia su oponente y el partido rival, incluyó comentarios sobre su derrota en 2020 y una controversia sobre las máquinas de votación. El exmandatario afirmó, sin pruebas, que los demócratas estánintentando robar esta maldita elección, lo que generó reacciones de preocupación en círculos políticos y en medios nacionales. Por su parte, Harris optó por una campaña de contacto directo con los votantes en Michigan, uno de los estados más disputados. En un discurso ante votantes en una barbería y un restaurante de comida local, la vicepresidenta evitó mencionar a Trump, enfocándose en cambio en su visión de un nuevo comienzo para el país. Harris también buscó ganarse el apoyo de la influyente comunidad árabe-estadounidense de Michigan, prometiendo acciones concretas para contribuir a la paz en Gaza, un tema de alta sensibilidad en esa región. Ante esto, los esfuerzos de última hora por atraer a votantes árabes y musulmanes han sido una prioridad para ambos candidatos. Trump, en un evento reciente en Georgia, señaló que Harris no obtendría buenos resultados entre este grupo, haciendo alusión a la colaboración de la excongresista republicana Liz Cheney con la campaña de la vicepresidenta. Este último día de campaña refleja la profunda división en el país, con ambos candidatos representando visiones opuestas para el futuro de Estados Unidos. Mientras los estadounidenses se preparan para votar, los analistas coinciden en que esta elección será una de las más reñidas y polarizadas en la historia reciente.
Con solo dos semanas para la cita electoral del 5 de noviembre de 2024, Kamala Harris y Donald Trump compiten por ocupar la Casa Blanca en una carrera que mantiene en vilo a los estadounidenses. Según los últimos datos de encuestas nacionales recopilados por ABC News/538, Harris cuenta con el 48% de apoyo, mientras que Trump le sigue de cerca con un 46%. Aunque Harris tiene una ligera ventaja, esta diferencia de dos puntos se considera un empate técnico. Ante esto, el retiro de Joe Biden de la contienda presidencial en julio para respaldar la candidatura de Harris transformó el escenario político, colocando a la actual vicepresidenta como la principal figura del Partido Demócrata. A su lado, Tim Walz, gobernador de Minnesota, completa la fórmula demócrata. Del otro lado, Trump, que busca un segundo mandato, ha elegido al senador JD Vance de Ohio como su compañero de fórmula. Asimismo, el panorama electoral es incierto, ya que la elección presidencial en EE.UU. no se define por el voto popular, sino por el Colegio Electoral. Con 538 votos electorales en juego, el candidato que logre al menos 270 asegurará la presidencia. Sin embargo, la clave está en los llamadosestados péndulo, como Georgia, Arizona, Pensilvania y Michigan, donde el apoyo de los votantes varía entre elecciones. Estos siete estados, que suman 93 votos electorales, serán decisivos para determinar quién ganará la contienda. Finalmente, a pesar de haber tenido un solo debate en el que Harris fue vista como la ganadora por un 63% de los espectadores según una encuesta de SSRS para CNN, la carrera sigue muy ajustada. Con un margen tan estrecho, la elección sigue siendo impredecible y podría depender de pequeños movimientos en estos estados clave.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reveló este lunes su intención de imponer aranceles de hasta el 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, con el objetivo de combatir el flujo de drogas y la migración ilegal, que el mandatario considera una “invasión”. En un mensaje a través de su red social Truth Social, Trump aclaró que estas medidas entrarán en vigor inmediatamente después de su retorno a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, sin período de gracia. Ante esto, el líder republicano expresó que uno de sus primeros actos presidenciales será firmar una orden ejecutiva para imponer estos aranceles, afectando a todos los productos provenientes de estos países. En su mensaje, Trump vincula la migración ilegal y el narcotráfico, asegurando que miles de personas cruzan las fronteras con el objetivo de ingresar a Estados Unidos, trayendo delincuencia y drogas. A pesar de sus declaraciones, no presentó pruebas que respalden sus acusaciones. Además, Trump anunció un aumento del 10% a los aranceles ya establecidos a los productos provenientes de China, como parte de su estrategia para frenar el narcotráfico, especialmente el fentanilo, y la migración ilegal que, según él, está desbordando la capacidad de las fronteras estadounidenses. Estas medidas, que han sido una constante en su discurso desde la campaña electoral, buscan fortalecer su imagen como protector de la industria nacional y la seguridad en el país, a la vez que continúa criticando la política migratoria del actual presidente Joe Biden.
El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, se declaró vencedor este miércoles en las elecciones presidenciales, acumulando un total de 277 votos electorales frente a los 224 de su contrincante demócrata, Kamala Harris, de acuerdo con las proyecciones de los principales medios norteamericanos. Desde un mitin en Palm Beach, Florida, el exmandatario celebró su triunfo parcial y la obtención del voto popular, lo cual fortaleció su confianza para asumir nuevamente el cargo, tras su administración entre 2017 y 2021. Trump destacó que este logro lo convierte en el primer expresidente en regresar al poder después de una derrota electoral, así como en el primer convicto en ser electo a la Presidencia. El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré , afirmó Trump durante su discurso de menos de media hora en el centro de convenciones de Palm Beach, acompañado de su familia y equipo de campaña. El expresidente agradeció a su familia y a los estadounidenses, extendiendo un mensaje conciliador en el que llamó a “poner atrás las divisiones de los últimos años” y aseguró que gobernará para todos. Además, Trump celebró sus buenos resultados en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin, y destacó que los republicanos han recobrado la mayoría en el Senado. En tanto, la vicepresidenta Kamala Harris decidió posponer su discurso programado para el final de la jornada electoral hasta este miércoles, a medida que avanzan los resultados finales del recuento, según informó su equipo de campaña.
En las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, los principales contendientes, Kamala Harris y Donald Trump, enfrentan una reñida competencia. La lucha por cada estado y cada voto se ha intensificado, y aunque cada candidato busca una victoria clara, existe la posibilidad de que el resultado final termine en un empate. Con 538 votos en el Colegio Electoral, se necesita una mayoría de 270 votos para ganar, pero el sistema permite la posibilidad de un empate técnico con 269 votos. Si este empate ocurriera, la Enmienda 12 de la Constitución de EE.UU. define el mecanismo para elegir al presidente en estos casos: una elección contingente realizada por la recién elegida Cámara de Representantes. Este proceso tendría lugar el 6 de enero, durante la sesión conjunta del nuevo Congreso, que se elige en paralelo a la presidencia. En esta votación, cada estado cuenta con un voto, sin importar su tamaño poblacional. Esto significa que estados de baja población como Wyoming tienen el mismo peso que los grandes estados como California, lo cual genera controversia. Para definir al presidente se requiere una mayoría simple de 26 estados. En paralelo, el Senado seleccionaría al vicepresidente en una votación aparte. Este escenario, aunque improbable en tiempos modernos, ya ha ocurrido en la historia estadounidense en 1800 y 1824. En la actualidad, hay siete estados clave donde las encuestas aún no ofrecen una inclinación clara hacia ninguno de los candidatos: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. Estos estados, que suman 93 votos electorales, podrían ser el factor decisivo. Finalmente, diversos análisis, como el del sitio web 270toWin, han planteado posibles combinaciones de victorias estatales que podrían llevar a un empate en el Colegio Electoral. En algunos de estos escenarios, Trump necesitaría triunfos en estados como Pensilvania y Georgia, mientras Harris podría ganar en Arizona, Carolina del Norte y otros estados disputados. Aunque improbable, el empate sigue siendo una posibilidad que podría colocar la decisión final en manos del Congreso.
Este lunes, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump realizaron sus últimos eventos de campaña en los estados que serán decisivos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Mientras Harris llamó a la unidad y al cambio, Trump intensificó sus ataques, con discursos que incluyeron acusaciones sin evidencia de fraude electoral por parte del Partido Demócrata. Trump visitó tres estados clave — Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia — en un intento por consolidar el apoyo de su base en territorios que serán cruciales para su victoria. Su discurso, marcado por una retórica violenta y ofensiva hacia su oponente y el partido rival, incluyó comentarios sobre su derrota en 2020 y una controversia sobre las máquinas de votación. El exmandatario afirmó, sin pruebas, que los demócratas estánintentando robar esta maldita elección, lo que generó reacciones de preocupación en círculos políticos y en medios nacionales. Por su parte, Harris optó por una campaña de contacto directo con los votantes en Michigan, uno de los estados más disputados. En un discurso ante votantes en una barbería y un restaurante de comida local, la vicepresidenta evitó mencionar a Trump, enfocándose en cambio en su visión de un nuevo comienzo para el país. Harris también buscó ganarse el apoyo de la influyente comunidad árabe-estadounidense de Michigan, prometiendo acciones concretas para contribuir a la paz en Gaza, un tema de alta sensibilidad en esa región. Ante esto, los esfuerzos de última hora por atraer a votantes árabes y musulmanes han sido una prioridad para ambos candidatos. Trump, en un evento reciente en Georgia, señaló que Harris no obtendría buenos resultados entre este grupo, haciendo alusión a la colaboración de la excongresista republicana Liz Cheney con la campaña de la vicepresidenta. Este último día de campaña refleja la profunda división en el país, con ambos candidatos representando visiones opuestas para el futuro de Estados Unidos. Mientras los estadounidenses se preparan para votar, los analistas coinciden en que esta elección será una de las más reñidas y polarizadas en la historia reciente.
Con solo dos semanas para la cita electoral del 5 de noviembre de 2024, Kamala Harris y Donald Trump compiten por ocupar la Casa Blanca en una carrera que mantiene en vilo a los estadounidenses. Según los últimos datos de encuestas nacionales recopilados por ABC News/538, Harris cuenta con el 48% de apoyo, mientras que Trump le sigue de cerca con un 46%. Aunque Harris tiene una ligera ventaja, esta diferencia de dos puntos se considera un empate técnico. Ante esto, el retiro de Joe Biden de la contienda presidencial en julio para respaldar la candidatura de Harris transformó el escenario político, colocando a la actual vicepresidenta como la principal figura del Partido Demócrata. A su lado, Tim Walz, gobernador de Minnesota, completa la fórmula demócrata. Del otro lado, Trump, que busca un segundo mandato, ha elegido al senador JD Vance de Ohio como su compañero de fórmula. Asimismo, el panorama electoral es incierto, ya que la elección presidencial en EE.UU. no se define por el voto popular, sino por el Colegio Electoral. Con 538 votos electorales en juego, el candidato que logre al menos 270 asegurará la presidencia. Sin embargo, la clave está en los llamadosestados péndulo, como Georgia, Arizona, Pensilvania y Michigan, donde el apoyo de los votantes varía entre elecciones. Estos siete estados, que suman 93 votos electorales, serán decisivos para determinar quién ganará la contienda. Finalmente, a pesar de haber tenido un solo debate en el que Harris fue vista como la ganadora por un 63% de los espectadores según una encuesta de SSRS para CNN, la carrera sigue muy ajustada. Con un margen tan estrecho, la elección sigue siendo impredecible y podría depender de pequeños movimientos en estos estados clave.