Lavín lejos de Piñera, Ossandón esperando y Allamand con medio pie fuera: Cómo queda la carrera presidencial tras el cambio de gabinete
Con el gobierno padeciendo bajo apoyo y el plebiscito a menos de tres meses, la presidencial 2021 toma otro tono. El alcalde UDI es el vocero del 10% -Piñera está molesto con él- y su búsqueda del voto de centro por ahora sólo lo aleja de La Moneda, especialmente si los suyos visualizan una segunda […]
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Con el gobierno padeciendo bajo apoyo y el plebiscito a menos de tres meses, la presidencial 2021 toma otro tono. El alcalde UDI es el vocero del 10% -Piñera está molesto con él- y su búsqueda del voto de centro por ahora sólo lo aleja de La Moneda, especialmente si los suyos visualizan una segunda vuelta polarizada con Daniel Jadue o Izkia Siches. El díscolo senador RN ahora debe zafar de la investigación judicial por tráfico de influencias antes de pensar en la primaria. El nuevo canciller se cerró la puerta pero no totalmente: no está obligado a renunciar en noviembre y, según lo que pase, tiene espacio para decidirse a última hora.
El Presidente quedó y está molesto con alcalde de Las Condes después de que se abanderizara con la ley del retiro de pensiones que derrotó al gobierno y lo forzó a cambiar su gabinete. Joaquín Lavín es hoy el vocero del 10%: esta semana ha estado tres veces pizarra en mano en los matinales de TV explicando cómo rescatar esos dineros y ha hecho dos instagram live -el segundo, ayer- con el gerente general de la Asociación de AFPs, Fernando Larraín. En la clase media está gran parte del voto de centro que necesita colonizar para su futura candidatura presidencial y a menos que el gobierno haga un giro demasiado marcado, en adelante solo le queda marcar posturas disímiles a las de Palacio.
La reacción de Piñera es el comentario de los últimos días entre los leales a Lavín y en la UDI. El 16 de julio, después de uno de las sucesivos miércoles negros en el Congreso, él se juntó con los ministros políticos que tenía entonces y les transmitió su molestia con él. Dijo que había traspasado una línea. Con el nuevo equipo tachado como el “gabinete por el rechazo”, ahora la carta UDI, que está por el Apruebo, parece tener pocos incentivos para acercarse al Ejecutivo. Tampoco le gustó nada, dicen, a Cristián Larroulet, quien además de ser jefe del Segundo Piso es viejo amigo del edil y fue su consejero, su samurái, para sus aventuras presidenciales anteriores.
Entre los íntimos del alcalde temen que esa molestia -según lo que pase- podría a futuro derivar en que el mandatario no impida, si es que no alienta, que a su ex ministro no le salga tan fácil la primaria presidencial oficialista de julio del próximo año. Que lo pueda hacer o no es otra cosa, pero un precedente se recuerda casi de inmediato: que el 2013, cuando Andrés Allamand tenía la pista despejada (aunque fuera para perder con Michelle Bachelet) luego de la bajada de Pablo Longueira, Piñera se lo impidió ungiendo a Evelyn Matthei.
Con esa ruta por delante para él, el impacto de lo ocurrido esta semana obliga a mirar dos cosas. Uno, es el mapa probable que visualizan las huestes lavinistas para la segunda vuelta presidencial y así tener claro en qué nichos concentrarse y cómo. Ya sea por la polarización como por la pobreza de amenazas electorales en el eje PS-PPD-DC (donde salvo las ganas de Heraldo Muñoz hoy no hay nada), para entonces ven lo siguiente: que en el balotaje se las tengan que ver con alguien cargado a la izquierda como el PC Daniel Jadue o la presidenta del Colegio Médico Izkia Siches (Beatriz Sánchez no ha dado señales de ser otra vez la abanderada del Frente Amplio).
La candidatura del alcalde comunista dejaría a la ex Nueva Mayoría en un callejón porque la DC jamás votaría por él y tendría que levantar una carta testimonial. En el PS asumen que hoy no tienen a nadie y dicen que el senador Carlos Montes ya dijo que no. Ese mapa le conviene a Lavín y Jadue, porque los dos pueden seguir corriendo sin tener que renunciar antes a sus cargos.
Es más. Entre los amigos del UDI creen posible que compita de nuevo por Las Condes en abril, que asuma y que se inscriba a las primarias presidenciales sin dejar la comuna. Podría incluso seguir hasta el final y solo renunciar -si es que gana- antes de jurar. La Constitución en su artículo 25 no impone ningún requisito ni inhabilidad para llegar a la Primera Magistratura, ni siquiera tener estudios; solo no estar bajo pena aflictiva: “Para ser elegido Presidente de la República se requiere tener la nacionalidad chilena de acuerdo a lo dispuesto en los números 1º ó 2º del artículo 10; tener cumplidos treinta y cinco años de edad y poseer las demás calidades necesarias para ser ciudadano con derecho a sufragio”
Como Jadue está sujeto a las mismas reglas, creen allá, podrían netearse bajo este pacto tácito.
La otra cosa que hay que mirar entonces es la primaria oficialista. El cambio de gabinete deja a primera vista al senador Manuel José Ossandón como la carta RN con ventaja ahora. Allamand cumplió su sueño de ser canciller y la lectura inmediata ha sido que se cerró sin vuelta atrás la presidencial porque no podría salir sin escándalo del gobierno en cuatro meses más, en noviembre. Pero ninguna de esas tres cosas son ciertas.
Ossandón -primero- tiene que sacarse de encima la investigación judicial por tráfico de influencias originada en la denuncia que le interpuso su primo Cristián Balmaceda, alcalde de Pirque. En el sector judicial cuentan que tiene que declarar el próximo lunes y que luego de eso los tribunales tienen que agendar su formalización. El senador RN podría ser formalizado en septiembre, el mes previo al plebiscito. Cuando eso termine podrá pensar en calma en la primaria.
Con eso sobre la mesa, no hay que desechar el nombre del expresidente RN Mario Desbordes, que al igual que Ossandón está por el Apruebo. Casi todos piensan que hizo un pésimo negocio aceptando irse a Defensa, pero no. Piñera no le pidió como condición seguir hasta el final del gobierno y de ahí tiene las puertas abiertas. Una opción es quedarse, con la esperanza de ser ministro del próximo gobierno, especialmente si gana Lavín, con quien conversa y tiene línea directa.
La otra, si las encuestas lo acompañan, es probar suerte en las primarias presidenciales (especialmente si Ossandón queda fuera de carrera) y entonces salir del gobierno.
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